La Campaña de Alfabetización constituyó la respuesta del gobierno revolucionario a uno de los problemas descritos en el programa del Moncada.Foto: Liborio Noval
"Resulta muy difícil olvidar lo bueno. La educación, la cultura; el enseñar a leer y escribir a un pueblo no se puede olvidar", afirmó Mercedes Montero Vernia, representante de la Asociación de Pedagogos de Cuba, durante el primer encuentro de alfabetizadores realizado en el país, a propósito del aniversario 55 de la Campaña de Alfabetización.
La cita reunió en Cienfuegos a protagonistas de aquel acontecimiento, provenientes de La Habana, Matanzas, Villa Clara y Sancti Spíritus, con el objetivo de intercambiar experiencias, "pues cada una de estas personas —comentó Mercedes— es historia viva para las futuras generaciones".
Tal fue el caso de María Eugenia Lara Coll, quien se incorporó a la Campaña con apenas 13 años, pese a la incomprensión de sus padres. "Primero vendí bonos a los sindicatos para obtener financiamiento. Después me ubicaron en el barrio La Hortensia, del poblado San Fernando de Camarones, donde alfabeticé a cinco personas, aunque algunos solo aprendieron a firmar".
Así inició en enero de 1961un programa dirigido a desarrollar el sistema educacional cubano. Según el profesor Miguel Viciedo Valdés, hacia 1958 existían en el archipiélago un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semianalfabetos, 600 mil niños sin escuelas y cerca de 10 mil maestros desempleados.
Felipe Bécquer Ortega recuerda su participación como un suceso fortuito. "Entonces—dice—, estudiaba para maestro primario en la escuela vocacional de San Lorenzo, en la Sierra Maestra, a cinco leguas de Minas de Frío. El transporte se hacía sobre mulos, y, a pesar del largo camino que debíamos recorrer, siempre teníamos café. Nos llamaba la atención que los campesinos nos servían en vasos, mientras ellos tomaban en jícaras. Nos cuidaban igual que a los niños chiquitos. Yo tenía 18 años".
Esa política permitió instruir a alrededor de 700 mil personas, en tanto propició la aparición de las facultades obreras y campesinas que, luego, facilitarían el ingreso de los trabajadores a la universidad. Finalmente, el 22 de diciembre de 1961, Fidel Castro Ruz dio por concluida la Campaña de Alfabetización.
"Cuando se dijo que Cuba iba a liquidar el analfabetismo en el solo término de un año —alegó en su discurso—, aquello parecía una afirmación temeraria, aquello parecía un imposible. (...). ¡Y es verdad! (…) Solo un pueblo en revolución habría sido capaz de desplegar el esfuerzo y la energía necesarios para llevar adelante tan gigantesco propósito".
No por gusto Mercedes Montero Vernia insiste en su idea: "Nosotros fuimos muy buenos para que ahora nos olviden. No lo permitimos".
La cita reunió en Cienfuegos a protagonistas de aquel acontecimiento, provenientes de La Habana, Matanzas, Villa Clara y Sancti Spíritus, con el objetivo de intercambiar experiencias, "pues cada una de estas personas —comentó Mercedes— es historia viva para las futuras generaciones".
Tal fue el caso de María Eugenia Lara Coll, quien se incorporó a la Campaña con apenas 13 años, pese a la incomprensión de sus padres. "Primero vendí bonos a los sindicatos para obtener financiamiento. Después me ubicaron en el barrio La Hortensia, del poblado San Fernando de Camarones, donde alfabeticé a cinco personas, aunque algunos solo aprendieron a firmar".
Así inició en enero de 1961un programa dirigido a desarrollar el sistema educacional cubano. Según el profesor Miguel Viciedo Valdés, hacia 1958 existían en el archipiélago un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semianalfabetos, 600 mil niños sin escuelas y cerca de 10 mil maestros desempleados.
Felipe Bécquer Ortega recuerda su participación como un suceso fortuito. "Entonces—dice—, estudiaba para maestro primario en la escuela vocacional de San Lorenzo, en la Sierra Maestra, a cinco leguas de Minas de Frío. El transporte se hacía sobre mulos, y, a pesar del largo camino que debíamos recorrer, siempre teníamos café. Nos llamaba la atención que los campesinos nos servían en vasos, mientras ellos tomaban en jícaras. Nos cuidaban igual que a los niños chiquitos. Yo tenía 18 años".
Esa política permitió instruir a alrededor de 700 mil personas, en tanto propició la aparición de las facultades obreras y campesinas que, luego, facilitarían el ingreso de los trabajadores a la universidad. Finalmente, el 22 de diciembre de 1961, Fidel Castro Ruz dio por concluida la Campaña de Alfabetización.
"Cuando se dijo que Cuba iba a liquidar el analfabetismo en el solo término de un año —alegó en su discurso—, aquello parecía una afirmación temeraria, aquello parecía un imposible. (...). ¡Y es verdad! (…) Solo un pueblo en revolución habría sido capaz de desplegar el esfuerzo y la energía necesarios para llevar adelante tan gigantesco propósito".
No por gusto Mercedes Montero Vernia insiste en su idea: "Nosotros fuimos muy buenos para que ahora nos olviden. No lo permitimos".
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