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domingo, 12 de enero de 2014

Tania la guerrillera

“… Internacionalismo revolucionario no es etiqueta que corresponda al aventurero, sediento de nuevas experiencias. Nace de un profundo arraigo, como el de Tania en el recuerdo de su Argentina natal, de un genuino rechazo de la explotación como el de Tania renunciando al camino seguro que le brindaba la RDA, al trabajo creador en la Cuba revolucionaria recién descubierta, al amor y la amistad posponiendo sus proyectos personales por acudir allí donde otros hombres necesitan redención”.
Graziella Pogolotti, 28 de octubre de 1999, Periódico Granma

   Haydée Tamara Bunke Bider conocida como Tania la Guerrillera fue una revolucionaria argentina, miembro de la guerrilla del Che en Bolivia.
   Nació en Buenos Aires, Argentina el 19 de noviembre de 1937, hija de padre alemán y madre polaca, ambos comunistas y judíos y también maestros. Tuvieron que refugiarse en Argentina en 1935 huyendo de la persecución nazi. En Buenos Aires trabajaron como profesores.
   Los padres regresaron a Alemania cuando Tania tenía solo 12 años, allí pudo conocer de los dolores y las muertes que dejó el fascismo en toda Europa y sus convicciones la llevaron a integrarse a la Juventud Libre Alemana. Estudió en la Universidad de Humboldt en la Facultad de Letras. Ganó varias medallas en tiro deportivo. Militó desde los 18 años en las filas del Partido Socialista Unificado de Alemania.
   Nunca olvidó Latinoamérica manteniendo siempre relaciones con latinoamericanos y cantando con su acordeón tangos y milongas.
    Recibió con alegría el triunfo de la Revolución Cubana. En 1960 conoció al Che cuando viajó a Alemania al frente de una delegación comercial cubana donde ella y su madre les sirvieron de traductoras. Tamara decide vivir en Cuba y colaborar con la primera revolución latinoamericana.

   En 1961 llega a Cuba invitada por Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba. Se
incorpora a la Universidad de La Habana y estudia periodismo; como hablaba francés, inglés, alemán, español y un poco de italiano, trabaja en el Ministerio de Educación, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y en la dirección nacional de la Federación de Mujeres Cubanas.
   Se afilió a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), integró las milicias y también colaboró en el trabajo voluntario en las faenas agrícolas
   En 1963 la captan y comienza un entrenamiento operativo muy riguroso para el trabajo de inteligencia que la obliga a cumplir difíciles misiones, vivir en la clandestinidad, recopilar informaciones y soportar en silencio cualquier padecimiento incluso sin poder disfrutar y compartir las alegrías revolucionarias.
   Comienza una nueva vida, una nueva mujer llamada Tania, la que más adelante estuviera en las selvas de Bolivia junto al Che Guevara.
   En 1964 el Che la recibe en su oficina del Ministerio de Industrias para explicarle de su misión clandestina en Bolivia.
   El plan consistía en preparar una red urbana de un movimiento guerrillero que alcanzara todo el continente. Sería un trabajo de compartimentación total, trabajaría sola. Contaría con sus propias fuerzas y por muy difícil que fuera su situación no podía vincularse con ninguna organización política de izquierda ni nadie podría conocer su verdadera identidad.
   Luego en ese mismo año parte hacia Europa para transformar su lenguaje y actitudes propias de la sociedad burguesa donde debía desenvolverse. Viajó con documentos bajo dos personalidades distintas, Vittoria Pancini y Marta Iriarte. En agosto de ese año llegó a Frankfort en la República Federal de Alemania, allí adoptó la personalidad de Laura Gutiérrez Bauer, argentina, con la que trabajaría clandestinamente en Bolivia.
   En los primeros días de octubre de 1964, partió para Bolivia convertida en una etnóloga especializada en arqueología y antropología.
   En la capital boliviana estableció estrechas relaciones con artistas, intelectuales, funcionarios y personalidades vinculadas al presidente de Bolivia, en especial con Gonzalo López Muñoz, jefe de la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia de la República, amigo personal de la más absoluta confianza del Presidente quien la acreditó como agente suscriptor del semanario IPI, una publicación confidencial que él dirigía, exclusivamente al alcance de funcionarios, políticos y personas de alto nivel dentro de la sociedad boliviana. Este trabajo le permitió valiosas relaciones y acceso a las oficinas del jefe de informaciones.
   Tania entabló amistad con Julia Elena Fortún, a través de la cual trabajó en el comité de investigación, integrado por un numeroso grupo de especialistas, que estaba adscrito al Departamento de Folclor del Ministerio de Educación. Estudió el arte folclórico con rigor científico.
   En 1965 había logrado su radicación definitiva y entablar relaciones con importantes personalidades gubernamentales, altos jefes militares, como el general Ovando, diplomáticos acreditados en La Paz, artistas, investigadores, periodistas, dirigentes políticos reaccionarios y oligarcas. Tania comenzó a impartir clases particulares de alemán a los hijos de la oligarquía local, lo que le permitió visitar sus casas y relacionarse con sus familiares.
   Así contrajo matrimonio con Mario Martínez, hijo de un importante ingeniero de minas. De esa forma obtuvo la ciudadanía y el pasaporte boliviano.
   En enero de 1966 arribó a la ciudad de La Paz.
   Un representante de una importante y famosa firma de belleza que respondía al seudónimo de Mercy contactó con Tania para entregarle los nuevos códigos de las comunicaciones secretas.
   En abril de 1966 Tania salió de Bolivia y sostuvo varias entrevistas clandestinas en México con Juan Carretero (Ariel), su nuevo enlace. Le comunicó que le había sido concedida la militancia del Partido Comunista de Cuba y que en La Paz contactaría con un compañero y que debía ponerse bajo sus órdenes.
   Tania era ya un engranaje indispensable en el desarrollo del trabajo urbano de la guerrilla. El Che creía que no debía participar en las acciones, sino que, por sus conexiones en las altas esferas gubernamentales, debía dedicarse a la información y mantenerla como reserva.
   El 10 de julio de 1966 Tania inició los preparativos para la llegada de los guerrilleros: alquiló casas de seguridad que pudieran servir de almacenes y preparó recipientes para el envío de mensajes cifrados.
   En diciembre de 1966 conduce al traidor Mario Monje, Secretario General del Partido
Comunista de Bolivia, al campamento guerrillero, donde los esperaba el Che. El Che habló primero con ella y le dio la orden de viajar a Argentina para entrevistarse con Mauricio y Jozami y citarlos en el campamento guerrillero. El Che trataba de empezar a tejer la red guerrillera en Argentina, reanudando la guerrilla de Salta y le había ordenado no regresar a Camiri porque corría el riesgo de ser localizada.
   En marzo Tania regresa conduciendo en su todo terreno al francés Régis Debray y al argentino Ciro Bustos a la Casa de Calamina en Ñancahuazú.
   Su tercer viaje a la base guerrillera fue el último. El Che no estaba. Los desertores informan al ejército boliviano, a sus servicios de inteligencia y a los oficiales de la CIA, de la presencia de Tania en el campamento guerrillero y de que ésta había viajado en un todo terreno hasta Camiri. Allí el vehículo fue localizado con su documentación.
   El Che ordena separar las dos columnas. Al mando de Joaquín, la retaguardia guerrillera sale hacia Río Grande.
   En un terreno tan abrupto, la adaptación de Tania al medio geográfico fue asombrosamente rápida. Había momentos en que había que descolgarse por sogas, gatear, prácticamente arañando sobre las rocas. Caminaba a pesar de las terribles llagas que tenía en los pies. Las comunicaciones entre ambas columnas eran pésimas.
   A finales de agosto, la retaguardia llega a la casa del traidor Honorato Rojas, un campesino de la región. Los guerrilleros durmieron en la casa y, al despuntar el alba, se retiraron, previo acuerdo de que al día siguiente Rojas los guiaría por un atajo hacia el Vado de Yeso. Los guió un trecho y les indicó el Vado. Los guerrilleros siguieron andando y el campesino se despidió dándoles la mano. Los soldados esperaban agazapados en ambas márgenes del río, prestos a presionar el dedo en el gatillo.
   Tania fue la penúltima en sumergirse en la rápida corriente del Río Grande. El agua casi le llegaba hasta la cadera cuando se escucharon las primeras ráfagas. Intentó agarrar su fusil pero una bala le atravesó el pulmón. La corriente la arrastró tendiéndola luego sobre un remanso. Los soldados no encontraron su cadáver hasta siete días después. Murió en combate el 31 de agosto de 1967. Aún no había cumplido 30 años.
   Cada 31 de agosto, personas desconocidas llenan de flores aquel lugar donde se encontró su cuerpo.
   La guerrillera Tania, la flor silvestre de Río Grande, convertida ya en leyenda, revive el grito de libertad que recorre América Latina.
   Sus restos fueron identificados y trasladados a Cuba en 1998 y reposan en el Mausoleo en Santa Clara, junto a los del Che y demás guerrilleros.
   ¡Latinoamérica se levanta ante la guerrillera Tania!
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