plaza de armas la habana

plaza de armas la habana cuba

jueves, 13 de diciembre de 2012

Historia y leyenda de Augusto César Sandino


Por Marta Denis Valle*

La Habana (PL) Nada intimidó a Augusto César Sandino al jurar ante la Patria y la Historia defender con su espada el decoro nacional y cumplió ese compromiso cuando otros claudicaron frente a la intervención militar estadounidense en Nicaragua.
Asumió la voz de su pueblo al dirigir su primer manifiesto a los nicaragüenses, los centroamericanos y a la raza indohispana, el primero de julio de 1927, luego de la traición de jefes liberales que entregaron sus armas a los marines.

"Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero, manifestó en el documento emitido en Mineral de San Albino, Nueva Segovia.

En esa región fronteriza con Honduras había combatido desde el año anterior cuando se sumó a la llamada Guerra constitucionalista contra las fuerzas conservadoras y la presencia de marines que desembarcaron nuevamente con el pretexto de proteger las vidas e intereses de ciudadanos estadounidenses.

Podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas, afirmó.

El 12 de julio respondió a Gilbert Hatfield, capitán de los marines, su propuesta de rendición: "No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan".

No se hizo esperar la represión y tras una batalla de 15 horas contra la ciudad de Ocotal, la aviación norteamericana causó 300 muertos entre la población civil.

Los sucesivos enfrentamientos resultaron desiguales pero la genialidad de este hombre sencillo, de origen humilde, lo lleva a fundar el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (2 de septiembre de 1927) y a adoptar la guerra de guerrillas 

Al comenzar 1928, suscribe un acuerdo de confiscación e intervención de bienes de norteamericanos en la República y envía un mensaje de denuncia a la Sexta Conferencia Panamericana que se celebró en La Habana en enero.

El foro transcurrió sin una condena a la intervención armada en Nicaragua y permeado por el cinismo del presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge, en cuanto a que su gobierno no tiene propósitos imperialistas y tampoco los tendrá en el futuro.

Sandino pronto se convirtió en leyenda con sus soldados descalzos y su firme convicción de que la soberanía no se discute, se defiende con las armas en la mano.

Así logró atraer la solidaridad de pueblos hermanos y la simpatía de combatientes de distintos países de América Latina -intelectuales, estudiantes, líderes obreros y campesinos-, que marcharon también a las montañas del norte nicaragüense.

Comenzó con pocas fuerzas pero llegó a tener de dos mil a seis mil soldados, columnas mandadas por generales, y propinó fuertes golpes al invasor al punto que Washington retiró sus marines en 1933, luego de haber planeado como eliminar a Sandino.

Eran los tiempos de la llamada "política de buena vecindad" del nuevo presidente Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), la cual sustituyó la intervención directa por otros métodos.

La receta se probó en Cuba con el abortamiento de la Revolución del 33 y la erupción de Fulgencio Batista como "hombre fuerte" de los norteamericanos durante un largo período.

Tocó el papel sucio en Nicaragua al jefe de la Guardia Nacional -cuerpo organizado por los marines-, Anastasio Somoza García, quien recibió instrucciones del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane.

Después de alcanzar su principal objetivo, Sandino estuvo dispuesto a firmar un acuerdo de paz y con ese fin viajó varias veces a Managua, las últimas para quejarse de los ataques de la Guardia Nacional a las fuerzas sandinistas.

El 21 de febrero de 1934 resultó capturado traicioneramente y después asesinado, al regresar de una cena con el presidente Juan Bautista Sacasa, electo en noviembre de 1932.

Tacho Somoza (1896-1956) fue gratificado con el sostenimiento por Washington de su larga dictadura a partir de 1937, la cual heredaron sus hijos Luis y Anastasio, hasta el triunfo popular de 1979, encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Nació Sandino en Niquinohomo, Masaya, el 18 de mayo de 1895, un día antes de la muerte en combate de José Martí, y la vida le destinó ocupar un papel protagónico en la que llamó el héroe nacional cubano Nuestra América.

La intervención militar de Estados Unidos en Cuba, en 1898, marcó una cadena de agresiones y violaciones de la soberanía de los países vecinos, entre ellos Nicaragua, en 1909 y 1910, donde impuso también su presencia.

Los sentimientos patrióticos más profundos de Augusto César Sandino datan del 4 de octubre de 1912 -a los 17 años de edad- cuando escuchó el combate entre dos mil soldados de infantería de marina y 15 mil "vende patrias nicaragüenses"- contra 500 hombres del general Benjamín Zeledón.

Muerto el héroe, vio su cadáver sobre una carreta tirada por bueyes, conducido hacia un pueblo cercano al suyo, según escribió el 4 de octubre de 1929.

El suceso narrado ocurrió durante la intervención militar, iniciada ese año y que se extendió hasta 1925; en esa ocasión tropas y buques de guerra de EE.UU. bombardearon y atacaron Managua, Masaya, Granada, Coyotepeque, Corinto y otras poblaciones nicaragüenses.

Así comenzó su historia frente a los que hollaron tantos años su tierra.

La vida de Bolívar siempre me ha emocionado y me ha hecho llorar, expresó el 13 febrero de 1933 al periodista vasco Ramón de Belausteguigoitia, de visita en su campamento de San Rafael del Norte.

Sobre Napoleón dijo "no hubo en él más que egoísmo y muchas veces he empezado a leer su vida y he tirado el libro".

â�� "el gran sueño de Bolívar está todavía en perspectivaâ�� Los grandes ideales, las ideas todas, tienen sus etapas de concepción y perfeccionamiento hasta su realizaciónâ�� Yo no sé cuándo podrá realizarse esto pero nosotros iremos poniendo las piedras. Tengo la convicción de que este siglo verá cosas extraordinarias"â�� 

*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina.

Em/mdv

0 comentarios:

Publicar un comentario